El Convento de la Purísima Concepción y Santa Espina de Gelsa fue construido por mandato de D. Juan de Funes Villalpando y Ariño, Marqués de Osera, en el año 1621. Lo ocuparon durante 10 años los Padres Franciscanos descalzos de la Recolección del Abrojo, de la localidad vecina de Pina de Ebro y que regresarían a Pina.

El 11-12-1631 llegarían de Zaragoza, del Convento de Santa Catalina, cinco monjas clarisas, para fundar la comunidad en este convento, donde ingresaron cinco hijas del Marqués de Osera y varias más, formando una comunidad de 17 monjas.

El cargo de abadesa lo ocupaba Sor Mariana Climente, mientras que Sor Bernardina de Tornamira ejercía de vicaria; por su parte, Sor Antonia de Sora y Sor María Manuela Corrigel ocupaban el puesto de maestra de novicias y provisora respectivamente.

Durante muchos años esta congregación de religiosas ofrecieron enseñanza gratuita a las niñas del pueblo, llegando incluso a tener, durante una época, a una hermana provista de título profesional al cargo del colegio.

Sor María Salinas, religiosa procedente del monasterio de santa Clara de Borja, conocida e influyente en su época por sus vivencias y escritos místicos, llegaría el 28 de agosto de 1636, a la Purísima Concepción y Santa Espina de Gelsa, como fundadora, siendo abadesa de la comunidad durante quince años, aquí murió en olor de santidad el 1 de junio de 1657.

Esta institución llegó a contar con 227 religiosas. Cerraría sus puertas, por falta de vocaciones en 1997, trasladándose las cuatro últimas religiosas al convento de Jerusalén en Zaragoza.

Dos, eran los objetos santos que había en el convento y que despertaban gran devoción en la localidad: el Santo Cristo del Coro y la Santa Espina.

El convento actualmente, no tiene uso y está abandonado.

La reliquia de la Santa Espina, que dio nombre al convento, perteneció a los reyes de Navarra, que la regalaron al barón de Ablitas, Don Melchor Enríquez, para pasar posteriormente a manos de los fundadores del convento, que lo donaron a la comunidad de religiosas.

El pueblo de Gelsa profesa una gran veneración a este objeto sagrado. En localidad, existe al respecto una leyenda que, cuenta que nunca ha caído granizo en el término de Gelsa si se ha sacado la Santa Espina en procesión. El día 10 de Mayo se celebraba la festividad de la Santa Espina, en la que tiene lugar una procesión de la reliquia. En la actualidad el tercer domingo de mayo.

Hoy en día se conserva en la ermita del Buen Suceso, de la localidad