Los trinitarios llegaron a Jerez de la Frontera en el año 1567. Se instalaron en una casa extramuros hasta 1570 cuando se mudan al nuevo convento recien construido.

La función de redención de cautivos se cumplió muy activamente en esta zona. La cercanía a Cádiz posibilitaba realizar este trabajo ya que había mucho movimiento marítimo que incluía los ataques piratas y los raptos que conllevaban. Además, la cercanía a las costas de África aumentaba las posibilidades de negociar y pagar por la liberación de cristianos.

En la ciudad de Jerez de la Frontera había gran número de conventos. Esto suponía un problema ya que las limosnas que recibían se repartían entre más órdenes y las posesiones eran menores en estos asentamientos. Destacaba la Cartuja que gozaba de un gran patrimonio y sus rentas. El resto de órdenes se disputaban a los benefactores de la ciudad. Por este motivo algunos de ellos, como es el caso de estos trinitarios, que dependían de las limosnas para pagar por los cautivos, se opusieron a que nuevas órdenes se instalaran en Jerez de la Frontera, como ocurrio con los carmelitas.

El conjunto estaba formado por el convento y por la iglesia de la Santísima Trinidad. Esta iglesia aún existe y esta regentada por las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, que además de mantener la iglesia tienen un colegio detras del edificio.

El convento permaneció activo hasta 1835 cuando se aplicaron los decretos de exclaustración de Mendizabal. El convento si desapareció por completo no quedando ningún resto o vestigio del antiguo edificio.