Alcance y Contenido:
Carta de la ciudad de Manila: Nicolás Muñoz de Pamplona, Diego Núñez de Guevara, Miguel Fernández Maroto y Juan González de Araujo, pidiendo remedio para el miserable estado de la ciudad. Denuncian al gobernador [Diego de Salcedo] al que nadie se atreve a contradecir. Refieren varios casos: su poca religiosidad, su intento de demoler la Capilla Real, su sospechosa 'afición' a la nación holandesa, de la que forman parte algunos miembros de su familia, y se cartea con los de Batavia, su público amancebamiento con una mujer casada, su intromisión en elecciones canónicas, las frases irreverentes que profiere constantemente, etc. También practica un comercio ilegal aprovechando ciertas expediciones; ha suprimido las rentas de los hospitales; permite que los holandeses estén en algunas partes de esas islas; no atiende las necesidades militares de los presidios, que tienen falta de soldado al mandar a los que hay a expediciones fantásticas donde mueren, como la de los Igorrotes; tampoco hace nuevas piezas de artillería. Quedan muy pocos vecinos en Manila, no llegan a 30, y todo esto lo saben los holandeses, incluso se sospecha que el gobernador abandonará esas islas a los enemigos y huirá a Francia. Se ha dado aviso a la Audiencia y los oidores no han puesto remedio, y también se ha advertido del robo que ha hecho a la Real Hacienda, religiosos y particulares. La ciudad está sin bastimentos, siendo éste otro de sus negocios, y también ha vaciado la real Caja. Sólo provee oficios vendidos a muy alto precio, lo que fomenta los fraudes por parte de los propietarios. También vende públicamente las encomiendas y ha arruinado el comercio con Nueva España, que ahora corre por su mano. Piden socorro de soldados y gente que forme cuerpo de comerciantes en esas islas, y proponen remedio para evitar que los gobernadores se excedan en sus cargos