Ordena que, del dinero procedente de condenaciones de culpados de la visita de la Real Audiencia de esa ciudad o de otros géneros de las Cajas de su cargo, paguen a don Bartolomé de Rojas Anaya los 6.000 ducados anuales de salario que se le adeudaban al doctor don Juan de Palacios por la dicha visita hasta su llegada a España, para que, como su testamentario, los invierta en los efectos a que los dejó destinados.