Carta de Felipe de Molina, obispo de Nueva Cáceres, volviendo a dar cuenta, como hizo en carta de 27 de junio de 1725, cuyo tenor inserta, de los inconvenientes que se suceden en las provincias distantes a la ciudad de Manila, en las que los alcaldes mayores actuán como jueces receptores, con dos testigos, por la falta de escribanos públicos.