Historia Institucional / Reseña Biográfica:
El Partido Comunista de España (PCE) es un partido político español escindido del PSOE el 14 de noviembre de 1921 por la negativa del segundo a sumarse a la III Internacional convocada por Lenin.
Fue formado por la unión del Partido Comunista Español (que había sido fundado a su vez el 15 de abril de 1920 por la Federación de Juventudes Socialistas) y el Partido Comunista Obrero Español (PCOE), fundado a su vez por los delegados de izquierda del Congreso del Partido Socialista Obrero Español el 13 de abril de 1921.
Tras la proclamación de la II República, el PCE volvió a la luz en una situación muy precaria, después de estar prácticamente siempre en la clandestinidad o casi, pasaba a ser legal, pero contaba con menos de un millar militantes.
El 17 de marzo de 1932 se celebró el IV Congreso del PCE en Sevilla. La tarea central fue desterrar los métodos sectarios muy arraigados en la dirección y pasar a la construcción de un gran partido comunista de masas, como sucedía en la Unión Soviética. En esta labor jugaron un gran papel camaradas elegidos para el Comité Central como José Díaz, Dolores Ibárruri, Vicente Uribe, Antonio Mije, Manuel Delicado, Pedro Checa y otros.
El 3 de diciembre de 1933 Cayetano Bolívar Escribano fue elegido diputado por Málaga, siendo el primer diputado comunista de la historia, y saliendo de la cárcel para ocupar su escaño. Posteriormente, en la llamada Revolución de 1934 contra la política del gobierno radical-cedista, el PCE desempeñó un papel menor que el del PSOE (cuya base es la protagonista de la misma junto a las Juventudes Socialistas y UGT) y la CNT, que no participa en ella excepto en Asturias. Sin embargo tuvo que volver a la clandestinidad. En ese momento el PCE se adhiere a la política de crear un Frente Popular que agrupe a todas las fuerzas de izquierda. Ésta política era una proposición teórica de la Internacional Comunista. Tras la victoria electoral del Frente Popular el 16 de febrero de 1936, el prestigio del Partido Comunista creció rápidamente: en cinco meses pasa de 30.000 a 100.000 afiliados.
La expansión del PCE tuvo en los momentos previos a la Guerra Civil y en los inmediatamente posteriores dos grandes hitos: El primero fue la unificación de la Juventud Socialista y la Juventud Comunista el 1 de abril de 1936 que dio lugar a la formación de la Juventud Socialista Unificada (JSU), que eligió como Secretario General a Santiago Carrillo, quien años más tarde se convertiría en secretario general del PCE. El segundo fue la constitución del Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC) el 23 de julio de 1936 tras un proceso previo a la guerra, pero que se aceleró al inicarse ésta, y que fue la fusión de cuatro partidos: el Partido Comunista de Cataluña, la sección catalana del PSOE, la Unión Socialista y el Partido Proletario.
Al igual que sucede con todos los grupos políticos que se vieron envueltos en ella, la actuación del PCE durante la Guerra Civil es muy controvertida. Al participar junto a las demás fuerzas republicanas en la represión que siguió al levantamiento militar franquista, militantes comunistas torturaron y asesinaron a miembros de la derecha encarcelados en la zona republicana. Sin embargo, y debido a la férrea disciplina que imponía el partido, las actuaciones de incontrolados eran menos frecuentes que entre otras organizaciones menos disciplinadas.
También en los conflictos que se produjeron dentro del propio bando republicano mantuvo luchas con anarquistas, socialistas y otros comunistas alejados de la ortodoxia dictada por Moscú o trotskistas. Gran parte de su fuerza se debió a que era el representante del gobierno soviético, el único, junto al de México que no abandonó a su suerte al legítimo gobierno republicano. Basó su apoyo en los sectores del aparato del Estado y del Ejército contrarios a las medidas revolucionarias, a las colectivizaciones y ciertas formas de milicias populares. El debate que se produjo entre (fundamentalmente) el PCE por una parte y los grupos anarquistas y trotskistas por otro se centraba sobre si se debía hacer la revolución a la vez que la guerra, o si se debía ganar la guerra primero y dejar las medidas revolucionarias para después. La postura del PCE le enfrentó abiertamente con el POUM y la CNT-FAI. Fué artífice de la militarización de las milicias en el ejército republicano, hecho enfrió y deshumanizó al proceso revolucionario que estaba produciéndose a la par que la guerra. Los miembros del PCE, en cambio, opinaban que el proceso revolucionario producía desconfianza en los sectores de la izquierda republicana no revolucionarios. Para el PCE, el dilema entre guerra y revolución era una falacia, y apoyó inequívocamente la legalidad republicana.
Durante la guerra civil, el partido alcanza los 300.000 militantes, y la JSU que dirige Santiago Carrillo, controlada también por los comunistas, el medio millón de afiliados. Sin embargo, aunque no se puede negar la fuerza que ambas organizaciones alcanzaron, es necesario tener en cuenta que en esa época, era conveniente para muchas ocasiones poseer un carné de alguna organización, y en ese sentido, la pertenencia al PCE abría muchas puertas. Tampoco era inusual que la gente se afiliara a más de una organización.
Fue esencial en la formación de las Brigadas Internacionales, de fuerte influencia soviética, y en las relaciones con la Unión Soviética, principal proveedor de armas, intendencia e instructores militares para la República.
El PCE se alineó con la legalidad republicana. Animó a los sectores mas reformistas de la CNT a que participara en el gobierno y no le importó colaborar con partidos opuestos a su ideología, como el PNV, de fuerte componente cristiano o los partidos republicanos burgueses. Para mantener esta colaboración, el PCE trató de conseguir que se respetaran los intereses de la pequeña y media burguesía, rural y urbana.