Editorial, librería e imprenta española.

Tiene su origen en 1913, cuando Afrodisio Aguado Ibáñez (1887-1950) fundó en Palencia una librería en la que también se encuadernaban libros. Al año siguiente amplió el negocio, lo trasladó a la céntrica calle Mayor y lo convirtió en una importante editorial y taller de artes gráficas que, con el tiempo, adquirió diferentes nombres: Tipografía Librería Afrodisio Aguado, Imprenta y Librería de Afrodisio Aguado, Artes Gráficas Afrodisio Aguado, Gráficas Afrodisio Aguado, S.A. y Afrodisio Aguado S. A. Editores, Libreros.

En 1930, tras la compra de Artes Gráficas Miñón, en Valladolid, la empresa se mudó a la capital del Pisuerga, aunque mantuvo unos años la sede de Palencia. Allí imprimió a instancias de Onésimo Redondo (1905-1936) el semanario Igualdad, de corta vida, dirigido por Juan Misol Matilla (1932-1933), así como libros, pasquines y carteles para la propaganda de FET y de las JONS y afines al Gobierno de Burgos al bando sublevado tras el estallido de la Guerra Civil.

En 1939 abandona Valladolid y se traslada a Madrid, instalando la editorial y librería en la calle Barquillo, núm. 4, y los talleres en Bravo Murillo, 31. El éxito alcanzado hará que abra oficinas y almacenes en Ayala, 124 y, ya en 1948, una nueva librería en Marqués de Cubas, 5. Afrodisio Aguado fue una auténtica cantera de futuros y afamados libreros y editores: Marcial Pons (Librería y sello editorial del mismo nombre), Manuel Sanmiguel (Guadarrama y Cristiandad), Alfonso Mangada Sanz (Paraninfo), Carmina Abril (Librería Abril), el pintor Alejandro Mieres Bustillo, entre otros. Y en sus rodillos se imprimieron, además de clásicos como Becquer, Azorín, Machado o Concha Espina, algunas obras de los más señeros autores de posguerra, como Cela (1916-2002), Darío Fernández Flórez (1909-1077) o Ledesma Miranda (1901-1963).

Tras la muerte de Afrodisio Aguado en 1950, la empresa quedó a cargo de su hijo Enrique Aguado Bala (1924-1992) y otros familiares. Sufrió entonces una reestructuración y abandonó las tareas de impresión para dedicarse en exclusiva a tareas editoriales. Sus enciclopedias, diccionarios, libros de texto y guías turísticas alcanzaron gran éxito por entonces. En la década de los 70 la librería se traslada a Velázquez, 96, y poco a poco fue abandonando la edición hasta cesar su actividad a mediados de los 80.