Los pleitos fenecidos son un tipo de agrupación documental caracterizada por ser procesos judiciales sobre los que se ha emitido carta ejecutoria de su sentencia. En este sentido, configuran una agrupación documental característica para organizar la documentación de los tribunales con competencia para despachar cartas ejecutorias.

Ya los Reyes Católicos, en sus ordenanzas para la Audiencia y Chancillería de Valladolid de 1485, 1486 y 1489, establecían la necesidad de disponer de un archivo para los pleitos fenecidos, lo cual fue reiterado por visitas posteriores de 1492 (Daza) y 1503 (Martín de Córdoba). Sin embargo, los escribanos hicieron las entregas muy incompletas. Durante el siglo XVI no se cumple en general la ordenanza, y a inicios del XVII, lo que habían entregado los escribanos se les obligó por orden del Presidente a llevarlo de nuevo a sus propias casas.

La solución al problema se empieza a vislumbrar con el nombramiento de Rodrigo Calderón como Archivero en 1607, cuando se le encomienda que exija la entrega a los escribanos de aquellos pleitos ejecutoriados al cabo de ocho días de la expedición de su ejecutoria.

De esta forma, los pleitos fenecidos pasan a ser una categoría de los documentos que se conservan en el archivo del tribunal de la Chancillería de Valladolid, llegando hasta nuestros días agrupados en su mayor parte, según las diversas escribanías que los fueron transfiriendo.