Nacido en Mérida (Badajoz) en junio de 1337 y fallecido en Medellín (Badajoz) o en Cuenca de Campos (Valladolid) el 15 de octubre de 1370, el infante era hijo legitimado de Alfonso XI y de Leonor de Guzmán.

A la muerte del infante don Pedro de Castilla, el rey recuperó el señorío de Aguilar y lo adjudicó a su hijo el infante don Tello de Castilla por medio de un privilegio rodado otorgado en Aranda de Duero el 10 de febrero de 1339, por el que Alfonso XI le donaba por juro de heredad todas las villas y lugares que habían pertenecido al infante don Pedro: la villa de Aguilar de Campoo a título de mayorazgo y los lugares y villas de Berlanga, Velamazán, Serón, Deza, Zayuelas, Morón, Puebla de Eca, Alcozar, Viana, Azañón, Peñaranda, Miralrío, Monteagudo de las Vicarías, Liébana, La Pernía, Siero y demás lugares que Alfonso XI había comprado a la infanta doña María de Aragón y a su hija doña Blanca. Don Tello también recibió el señorío de Castañeda, cuyos derechos había comprado Alfonso XI a los Gómez de Castañeda. El 23 de febrero de 1339, el infante don Tello confirmó a la villa de Aguilar todos sus derechos y libertades, como había hecho anteriormente su hermano. Más tarde, junto con la villa de Aguilar, el infante recibió de su padre los señoríos sobre otras villas de la merindad de Aguilar, como Berzosilla, San Román de Bregaña y Montoto. Además, en 1340, fue nombrado canciller del Rey.

Tello de Castilla participó en la guerra civil entre su hermanastro Pedro I y su hermano Enrique de Trastámara (el futuro Enrique II), de quien fue alférez mayor. Siendo señor de Vizcaya, fundó las villas de Marquina, Elorrio, Guernica y Guerricaiz. También fue capitán general de la frontera con Portugal y participó al lado de su hermano Enrique II en la guerra contra dicho país, pues Fernando I de Portugal, muerto Pedro I, pretendía el trono castellano.

Había contraído matrimonio el 15 de octubre de 1353 en Segovia con Juana de Lara de Haro, señora de Lara y Vizcaya, hija de Juan Núñez, señor de Lara, y de María Díaz de Haro, señora de Vizcaya. A partir de ese momento, ostentó el título de señor de Vizcaya y de Lara. Ejecutada su mujer por mandato de Pedro I, Tello trató de ocultarlo para así conservar ambos señoríos, que fueron definitivamente incorporados a la Corona de Castilla después de la muerte del infante.

Aunque no tuvo descendencia con su esposa, tuvo varios hijos fuera del matrimonio a los que legitimó:

1º Constanza Téllez de Castilla, esposa de Juan de Albornoz, señor de Albornoz y del Infantado.

2º Leonor Téllez de Castilla, que heredó de su padre el señorío de Berlanga de Duero, casada con Juan Fernández de Tovar, almirante de Castilla.

3º Isabel Téllez de Castilla (?-1401), esposa de Pedro Vélez de Guevara, señor de Oñate.

4º Juana Téllez de Castilla (1370-?), casada con Juan Alonso de Baeza, señor de La Guardia y Bailén.

5º María Téllez de Castilla, señora de La Olmeda, casada con Alvar García de Albornoz, señor de Beteta, Utiel y Tragacete, copero mayor de Enrique II y Juan I. Tras enviudar, contrajo un segundo matrimonio con Juan Hurtado de Mendoza, señor de Almazán.

6º Juan Téllez de Castilla (1359-1385), que sigue la línea de los señores de Aguilar de Campoo.

7º Alfonso Téllez de Castilla, señor de Siero y Portillo. Casado con Isabel de Haro, viuda de Garci Fernández Manrique.

8º Fernando

9º Pedro Téllez de Castilla (1370-), señor de Camporredondo, casado con María de Cisneros, señora de San Román de Hornija.

El infante Tello hizo un testamento en 1368 y otro, otorgado en Mérida el 11 de octubre de 1370, en el que legó el señorío de Vizcaya y el de Lara a su hermano Enrique II, que pasaban así a la Corona castellana. A sus hijos entregó Miranda de Ebro, Aguilar de Campoo con su señorío, Liébana y La Pernía, además de Fuentidueña, Portillo, Frómista, Valdenebro y Viana. A sus hijas dejó Berlanga, Aranda y Peñaranda, entre otras villas y lugares.

Tras fallecer en 1370, quizás envenenado por orden de su hermano Enrique II, fue sepultado en el convento de San Francisco de Palencia.