Jurista española. Hija de Ascensión Sedeño y de Ángel de Gregorio Spino, hijo de italianos. Durante su infancia y juventud vivió en Barcelona, Madrid, París y La Habana. En esta última ciudad vivió su familia entre 1923 y 1936, e inició sus estudios básicos, finalizándolos en Madrid. Debido a la Guerra Civil y al fallecimiento de su padre no pudo continuar su carrera de Filosofía y Letras en la Universidad Central de Madrid, por lo que posteriormente estudió Derecho.

En 1948 se casó con el diplomático cubano de origen español Rosendo Canto, con quien tuvo dos hijas. Debido a los destinos diplomáticos de su marido la familia vivió en Costa Rica, Corea y Taiwan hasta que en 1959 se trasladaron a Madrid. Concienciada por la ausencia de derechos de las mujeres en España, se dedicó el resto de su vida a esta causa.

Fue cofundadora, vicepresidenta (entre 1963 y 1973) y presidenta (entre 1973 y 1975) de la Asociación Nacional de Amas de Casa de España, fundada por su madre en 1963. Fue miembro, junto con María Telo, de la Comisión de Estudios en España de la Federación Internacional de Mujeres de Carreras Jurídicas (1969), y fue cofundadora, también con María Telo, de la Asociación Española de Mujeres Juristas (1971) y su socia de honor (1983).

Asimismo fue miembro de la Federación Internacional de Mujeres de Carreras Jurídicas (FIFCJ), vocal y luego secretaria de la Federación Europea de Mujeres Juristas. Fue secretaria general (entre 1975 y 1977) y presidenta nacional (entre 1977 y 1984) de la Federación Española de Asociaciones de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios (FEACCU). Publicó gran número de artículos de prensa. En agosto de 1981 fue incluida por la revista Actualidad Económica entre "Las 100 españolas más influyentes". Fue la primera mujer en pertenecer a diversos organismos, como el Instituto Nacional del Consumo y el Fondo de Ordenación y Regulación de Precios y Productos Agrarios (FORPPA). Por esta última labor recibió la Medalla y Encomienda al Mérito Agrícola.

A pesar de sus muchos logros, su proyecto personal más querido, la Ley de Bases para la Seguridad Social del Ama de Casa, que reconocía a este colectivo su valor como fuerza económica nacional y preveía para ellas un régimen especial de cotización, aunque fue presentada dos veces en el Congreso de los Diputados, por Alianza Popular (AP) en 1981 y por el Centro Democrático y Social (CDS) en 1992, no llegó a debatirse.

En 1984 dejó, por razones de salud, la Presidencia de la FEACCU y se retiró, sin dejar de prestar su consejo y ayuda a las varias asociaciones que fundó o ayudó a fundar.