Coronel de Infantería español.

Nació en Castellón el 15 de noviembre de 1864, hijo de Francisco Sirvent Archiles, oficial, y de Petra Betis Cortés.

Entró en la Academia de Infantería el 30 de agosto de 1879 donde estuvo hasta que en julio de 1882 finalizó sus estudios y fue promovido a alférez, siendo su primer destino el Regimiento de Infantería nº 48 en Valencia. Los próximos años, hasta 1893, estuvo destinado principalmente en Valencia, pero también en Cartagena y Morella.

En 1893 fue destinado a Melilla donde estuvo hasta el 4 de septiembre de 1894. Al año siguiente formó parte del primer Batallón del Regimiento de Infantería de Mallorca nº 13 destinado en Cuba consiguiendo el ascenso a capitán de Infantería a finales de ese año. En 1897 se le concedió la Cruz de 1º clase del Mérito Militar de distintivo rojo pensionada por su actuación durante la Guerra de Cuba y, tras su regreso a la Península a finales de 1898, se le concedió la Cruz de primera clase de María Cristina.

En los años siguientes fue destinado a Barcelona, Zaragoza, Teruel y Valencia. En 1912 se le concedió la placa de la real y militar Orden de San Hermenegildo y fue el encargado de conducir las fuerzas a Melilla, hecho lo cual volvió a Valencia.

En 1914 fue ascendido a teniente coronel de Infantería y por real orden de 10 de octubre fue destinado al Regimiento de Infantería de León nº 38 incorporándose en el campamento general de Tetuán el 28 de octubre. Allí estuvo hasta que en 1916 volvió a Madrid.

En agosto de 1921 fue trasladado nuevamente a Melilla donde se le dio el mando de una columna compuesta de dos batallones, tres baterías ligeras más los elementos auxiliares con la que el día 30 condujo un convoy de forma exitosa. También participó en varias operaciones protegiendo trabajos como la reparación del blocao "Mezquita" que tuvo que arreglarse en diferentes ocasiones.

En septiembre se sucedieron varios intentos de abastecimiento a la zona de Tizza, especialmente en los días 16, 20 y 26, que fracasaron. Para evitar nuevos problemas en la conducción de un nuevo convoy el día 29 de septiembre, el comandante General de Melilla, José Cavalcanti Alburquerque, organizó una reunión con los jefes para explicar la estrategia a seguir y poder finalmente enviar víveres y relevar la guarnición. Las instrucciones consistían en la formación de un gran convoy mandado por Carlos Tuero dispuesto en dos columnas, una que debería marchar por El Gareb dirigida por el coronel Lacanal y la otra por Zoco-El-Had, a las órdenes del propio Francisco Sirvent, protegiendo a la anterior.

Tras iniciarse el convoy, los rifeños consiguieron paralizar el avance provocando que ni Carlos Tuero ni los coroneles supieran actuar y llevándolos a cometer errores que produjeron bajas y la pérdida de la mitad de las acémilas del abastecimiento del convoy. La negligencia mostrada por los tres obligó a José Cavalcanti a intervenir consiguiendo llegar a Tizza finalmente. Tras estos sucesos, y motivada por la mala gestión en la operación, Sirvent quedó en situación de disponible por real orden de 20 de octubre de 1921, y al día siguiente abandonó Melilla rumbo a Madrid.

El Consejo Supremo de Guerra y Marina mandó abrir una causa en única instancia para investigar los hechos y exigir responsabilidades derivadas de estas actuaciones cometidas en la zona de Melilla en el mes de septiembre de 1921. El Consejo, reunido en Sala de Justicia, dictó sentencia el 29 de febrero de 1924, donde absolvía al general de división José Cavalcanti y se condenaba por negligencia a Carlos Tuero, Ricardo Lacanal y Francisco Sirvent. A este último se le condenaba a un año de prisión militar correccional, con la pena accesoria de suspensión de empleo durante la condena. Tras la sentencia y, en virtud del Real Decreto de 4 de julio de 1924, solicitó al Consejo Supremo de Guerra y Marina que se le concediera la amnistía. Dicho Consejo reunido el 19 de junio de 1924 se la denegó, pero sí consiguió el indulto.

Pese a que el 27 de mayo de 1925 el propio Consejo decidió el archivo de esta causa, el proceso fue reabierto el 28 de enero de 1926, a consecuencia de la llegada a la posición de El Gareb de varios soldados de los regimientos Borbón y Valencia con nuevas informaciones sobre la actuación de los coroneles Lacanal y Sirvent, y del general de Brigada Carlos Tuero.