Se desconoce la fecha concreta de fundación. La primera vez que aparece citado en documentación es en el 968, cuando el rey carolingio Lotario autoriza al abad Sunyer a dirigir a la par, los monasterios de San Feliu y San Pol del Maresme.

Se localiza cerca del mar y su abad se convirtió rápidamente en un importante señor feudal. Su poder generó numerosas fricciones con las autoridades municipales, que nunca consiguieron liberarse totalmente de su yugo.

Sunyer se encargo de reedificar este monasterio de una antigua construcción románica con torres de defensa, y para ello contó con la colaboración del abad Oliba y de la condesa Ermenssenda de Barcelona.

En 1117 hubo un intento de unirlo al de Lagrasse, pero la propia comunidad se resistió.

Con la intervención del mismo en la conquista de Mallorca, recibió diversas posesiones y aunque sufre ataques a finales del S.XIII, se vuelve a reconstruir y gracias a la riqueza y desarrollo de la Villa consigue reformarse y ampliar su fábrica.

Ya en 1515 a través de una Bula de Adriano VI, el Monasterio queda unido a la Congregación de San Benito de Valladolid.

En el S.XVIII realiza varias reformas estructurales y en este siglo sufre una primera exclaustración (1820-1823) y ya la definitiva en 1835.