Periodista y político español, nacido en el barrio alicantino de Benalúa el 23 de junio de 1895 en el seno de una familia de clase media republicana. Fue hijo del agente de la compañía de seguros «La Alianza» Julio Esplá Rizo (1865-1909) y de la maestra Josefa Rizo Alberola (1871-1918). El matrimonio tuvo cuatro hijos: Carlos (1892) que falleció siendo niño, Mª Asunción (1893), Carlos (1895) y Manuel (1897). A los catorce años muere su padre y se ve obligado a abandonar los estudios para comenzar a trabajar. El año de 1909, que coincide con el fusilamiento de Francisco Ferrer Guardia (Alella, 1859 - Barcelona, 1909), supone para Carlos Esplá un punto de inflexión en el que se despierta su conciencia social y se implica vivamente en el activismo político del momento. Desde muy joven luchó a favor de los ideales republicanos publicando su primer artículo en el periódico «El Liberal» a la edad de 15 años. Militó en «Concentración Republicana Autónoma» junto a Lorenzo Carbonell (Alicante, 1883 - 1968), Álvaro Pascual-Leone Forner (Vinaroz, 1896 - México, 1955), Alonso Mallol (Alicante, 1894 - 1967) o los hermanos Juan y Álvaro Botella Pérez. Esta formación fue dirigida por el doctor Antonio Rico Cabot (Alicante, 1866 - 1927), quien fue presidente de la Unión Republicana hasta 1905, y congregaba a gran parte del republicanismo alicantino. Junto a los hermanos Botella Pérez y sus maestros, el doctor Antonio Rico Cabot y el poeta Salvador Sellés (Alicante, 1848 - 1938), fundó «El Luchador» en 1912, diario de izquierdas donde utilizó el seudónimo Valentín Carrasco para publicar sus artículos. Formó parte del Centro Antiflamenquista Cultural de Alicante, afín al ideario de Eugenio Noel (Madrid, 1885 - Barcelona, 1936) contra la tauromaquia y el flamenquismo. Igualmente integró las filas de Juventud Republicana, sección juvenil del Partido Republicano Autónomo, donde defendió un republicanismo moderno, alejado de la corriente de Lerroux y más cercano a las ideas de Manuel Azaña Díaz (Alcalá de Henares, 1880 - Montauban, Francia, 1940) o Luis de Zulueta y Escolano (Barcelona, 1878 - Nueva York, 1964). En 1915 fue procesado y encarcelado por denunciar fraudes cometidos en el Ayuntamiento de Alicante y acusar en repetidas ocasiones a José Francos Rodríguez (Madrid, 1862 - 1931) y a Melquiades Álvarez González-Posada (Gijón, 1864 - Madrid, 1936). A pesar de que la Audiencia lo absolvió, el 11 de julio de 1916 fue condenado a cuatro años de destierro por lo que tuvo que marcharse a Valencia donde trabajó como redactor en el diario «El Pueblo» dirigido por Félix Azzati (Cádiz, 1864 - Valencia, 1929) y fundado por Vicente Blasco Ibáñez (Valencia, 1867 - Menton, Francia,1928). Allí continuó escribiendo a favor de la República, en contra del clericalismo y criticó la neutralidad que ostentaba España durante la Guerra Mundial. Durante su estancia en Valencia se codeó con personalidades como Vicente Blasco Ibáñez, Vicente Llorens o Marcelino Domingo y rápidamente destacó dentro del blasquismo valenciano tanto como periodista como en su faceta de político comprometido con la República. En 1922 ingresó en la logia masónica Federación Valentina donde adoptó el nombre de Gorki. Fue corresponsal de «Las Provincias» y el 12 de marzo de 1923 se trasladó a París donde continuó su labor defensora de los ideales republicanos. A pesar de las diferencias entre ellos, fue amigo y nexo entre Blasco Ibáñez, del que fue secretario, y Miguel de Unamuno (Bilbao, 1864 - Salamanca, 1936) que, de manera organizada, se coordinaron para atacar al régimen monárquico. Durante su estancia parisina fundó en 1925 el semanario «España con honra» junto con Eduardo Ortega y Gasset (Madrid, 1882 - Venezuela, 1964) y Juan Durá, publicación que perduró hasta 1926 y en la que escribió gran parte de los exiliados españoles. A partir de 1925 empezó a colaborar en diversos periódicos repartidos por la geografía española, así por ejemplo colaboró con la prensa catalana en «La Vanguardia» y con la valenciana publicando en «El Pueblo». También colaboró en diarios de su ciudad natal como «El Luchador», «Diario de Alicante», «El Día». Periódicos madrileños como «Heraldo de Madrid», «El Liberal», «El Sol», «La Voz», «Crisol» (que fue continuado por «Luz») albergaron artículos suyos y también dejó su huella en el diario opositor a la dictadura «Hojas Libres». Igualmente colaboró con la prensa internacional francesesa en «Le Quotidien», «L'Humanité» y «L'Oeuvre» e italiana en «Il Corriere degli italiani». En junio de 1926 contrajo matrimonio con la alicantina Rosa Farga con la que no tuvo descendencia. A través de diversos manifiestos y protestas participó en numerosas conspiraciones tanto contra la monarquía de Alfonso XIII como contra la dictadura de Primo de Rivera. En enero de 1929 encabezó, junto con José Sánchez Guerra (Córdoba, 1859 - Madrid, 1935) el movimiento revolucionario en Valencia, que fue la primera gran ofensiva contra la dictadura de Primo de Rivera. El 24 de mayo de 1930 regresó a Alicante y en septiembre de ese mismo año fue elegido vicepresidente de la Asociación Internacional de Periodistas. A comienzos de 1931 abandonó el diario «El Sol» y en marzo de ese año decidió regresar definitivamente a España. Al proclamarse la República el 14 de abril de 1931 en Alicante ocupó el cargo de Gobernador Civil de la provincia. En junio de ese mismo año también fue Gobernador Civil de Barcelona sustituyendo a Lluís Companys, pero en agosto, una vez aprobado el Estatut de Catalunya o de Núria, redacción en la que había colaborado, dimitió de este cargo para presentarse a las Cortes por Alicante. Fue elegido diputado y al poco tiempo se integró en el partido Acción Republicana. Con el gobierno de Azaña fue nombrado Subsecretario de Gobernación y continuó muy ligado al movimiento nacionalista y a la resolución de conflictos obreros a través del sindicalismo anarquista. En diciembre de 1932 presidió la Comisión de Transferencias del Estatuto de Cataluña. En 1933 no logró revalidar su acta de diputado y en enero de 1934 fue procesado por criticar al gobernador civil de Alicante en el diario «El Luchador». Estuvo en libertad condicional y la fianza impuesta de 2.000 pesetas fue pagada por suscripción popular con una aportación única de 25 céntimos. Colaboró en la creación de Izquierda Republicana y dirigió el diario «Política», que fundó junto con Luis Bello (Alba de Tormes, 1872 - Madrid, 1935) en 1935 y que se convirtió en el principal medio de expresión de Izquierda Republicana. José Giral (Santiago de Cuba, 1879 - México, 1962) lo nombró Subsecretario de la Presidencia y formó parte de la Junta Delegada de Levante presidida por Diego Martínez Barrio (Sevilla, 1883 - París, 1962). En 1936 volvió a ser elegido diputado por Alicante en la candidatura de Izquierda Republicana a las Cortes. En mayo de ese año fue nombrado Subsecretario de Presidencia y en septiembre, Secretario General del Consejo de Ministros. Al inicio de la Guerra Civil, en Valencia, convenció al general Martínez Monje (Granada, 1874 - Buenos Aires, 1963) para que permaneciera fiel al Gobierno y no se sublevara. Con el gobierno de Largo Caballero (Madrid, 1869 - París, 1946) ocupó el cargo de Ministro de Propaganda hasta mayo de 1937 cuando pasó a ocupar el cargo de Secretario de Estado. Con la remodelación del gobierno de Negrín (Las Palmas de Gran Canaria, 1892 - París, 1956), tras la caída de Teruel, Carlos Esplá dimitió de cualquier cargo público salvo el de Vicepresidente de Izquierda Republicana en Barcelona puesto que ocupó desde mayo de 1938 y desempeñó hasta final de la Guerra Civil. Con el fin de la Guerra Civil volvió a París y continuó con su actividad periodística siendo corresponsal de «Noticias Graficas» de Buenos Aires desde 1939 hasta 1943 y auxiliando a los refugiados republicanos exiliados. En noviembre de 1940 viajó junto a su mujer en el buque «Imperial» de la Compañía Sud-Americana de Vapores desde Valparaíso hasta la Habana. Más tarde viajó a Argentina y de allí emigró a México, donde permaneció hasta 1950. Fue convocado a México por Indalecio Prieto (Oviedo, 1883 - Ciudad de México, 1962) y José Giral, presidente de la República en el exilio, con el fin de gestionar el fondo económico de la Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles y codirigir la Junta Española de Liberación. Allí continuó escribiendo en diversas publicaciones: «La nostra revista», «Senyera», «España: órgano de la Junta Española de Liberación. Sección "Valija indiscreta"», «España Nueva», «Nosotros» o «Izquierda Republicana», publicó varios libros y trabajó como traductor para diversas editoriales. Con la constitución del gobierno republicano en el exilio Giral quiso que formara parte del proyecto regenerador de la república, pero él declinó la oferta de ocupar de nuevo cualquier cargo remunerado, pues pensaba que era un error tratar de reconstruir los órganos constitucionales republicanos en el exilio. Para Carlos Esplá el éxito de la democracia en España tenía que partir desde acciones internas y por supuesto, contar con el apoyo internacional. A pesar de estas convicciones, desde 1945 ayudó a Prieto a conseguir la unidad de los exiliados y luchar contra el régimen franquista desde el exilio. En 1950 obtuvo plaza por concurso en el cuerpo de traductores de las Naciones Unidas, se trasladó a Suiza y más tarde a Estados Unidos. Regresó a México y desde allí promovió la creación de Acción Republicana Democrática Española (ARDE). Tras una larga depresión, falleció en México el 6 de julio de 1971. En el Panteón Español de México se encuentran sus restos mortales.

El Archivo de Carlos Esplá estuvo mientras éste vivió en su poder. Tras la guerra buena parte de sus papeles personales quedaron en España al cuidado de una familia amiga. Lo poco que pudo salvar más lo que acumuló después de 1939 constituye el actual fondo. Tras la muerte de Esplá, el Archivo pasó a su sobrino Manuel de Juan Farga, quién a su vez lo legó Concepción de Juan Gómez, ambos residentes en México D.F. Posteriormente, en 1997, tras unas largas negociaciones, pasó a ser propiedad de Pedro Luis Angosto Vélez y Encarna Fernández García. En el año 2001, el Ministerio de Cultura, adquiere a los últimos propietarios el archivo personal de Carlos Esplá y está custodiado en el Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca.