María Enríquez Luna, fue la II duquesa consorte de Gandía y señora consorte de las baronías de Llombai, Turís, Chella, la Vall de Gallinera (1493-1497), la vall d'Ebo (1493-1497) y Corbera (1494-1497), además de señora regente de Rugat (1499-1511), Realenco (1502-1511) y Albalat de la Ribera en el reino de Valencia. También fue princesa de Tricarico, condesa de Chiaromonte, Lauria y Carinola (1494-1497), y señora de Sessa, Benavento, Terracina y Pontecorvo (1497).

Fue la hija de Enrique Enríquez de Quiñones, II señor de Medina de Rioseco y I señor de Orce, y de María de Luna Ayala. A su vez era prima del rey Fernando el Católico y hermana de Teresa, Elvira y Francisca Enríquez.

Como señora de vasallos, cabe destacar el importante papel que jugó como regente de su hijo Juan, a la muerte de su esposo (1497). En un primer momento, su suegro, Alejandro VI, pudo haber pensado en que sería su hijo César Borja, arzobispo de Valencia, el que se haría cargo del ducado de Gandía. No obstante, se encontró ante la oposición de María, quien estaba decidida a asumir personalmente las riendas del estado hasta la mayoría de edad de su hijo. Es por ello que ejerció la regencia del ducado entre 1497 y 1511.

Durante su regencia, María continuó con la expansión territorial de los Borja. Para ello fue fundamental vender los lejanos territorios italianos, especialmente situados en Nápoles, reinvirtiendo el capital en señoríos más cercanos a Gandía para su hijo.

En primer lugar, se adquirió en la Safor la alquería de Miramar a los hermanos Balaguer (1499), y las de Almoines y Benieto Iussà a Pere d'Íxer (1500). No obstante, la adquisición más preciada, dentro de la huerta de Gandía fue la baronía de Realenco, formada por una serie de alquerías que fueron donadas por el I duque real, Alfonso el Viejo, a su nieto Hugo de Cardona. Estas alquerías pertenecieron a este linaje hasta que Juan Cardona y María Fajardo se las vendieron a María Enríquez (1502).

A su vez, la duquesa regente se expandió por la Vall d'Albaida, una zona a medio camino entre Gandía y la Vall de Gallinera, gracias a la compra de la baronía de Rugat (1499), que había sido secuestrada por la Gobernación de Valencia a su endeudado propietario, Aguiló de Romeu.

La última compra orquestada por María Enríquez se realizó nuevamente en la comarca de la Ribera del Júcar, donde adquirió la baronía de Albalat de la Ribera (1510). Este señorío había sido intervenido por la Gobernación de Valencia a causa de las deudas de sus propietarios, los Rois de Corella, primero, y Gaspar de Castellví, después.

Paralelamente, María saneó las finanzas del Consell municipal de Gandía, bajando los impuestos indirectos para hacerla más atractiva a la llegada de nuevos vasallos, colonizó los almarjales situados a los pies del castillo de Bairén, reordenó el archivo señorial para controlar mejor la percepción de las rentas señoriales (1507-1508) y reorganizó el riego de las huertas del río Serpis mediante una concordia con Serafí de Centelles, conde de Oliva (1511).

Desde el punto de vista artístico, María introdujo en Gandía los nuevos aires renacentistas, contratando por ejemplo al pintor Paolo de Sanleocadio, al escultor Damián Forment y al maestro cantero Pere Compte para trabajar en la iglesia parroquial de Gandía, elevada a Colegiata durante su regencia, donde trasladó los cuerpos de los dos primeros duques desde Santa María de Popolo (Roma). A su vez, en el ámbito literario destaca la dedicatoria que a ella se le hizo en la traducción castellana de las Epístolas de San Jerónimo por parte de Juan de Molina (1500). También existe la hipótesis de que su rostro esté representado en el cuadro de la Virgen con el Niño de Pablo de Sanleocadio.

A título personal estuvo prometida al I duque de Gandía, Pedro Luis de Borja, pero su prematura defunción hizo que casara con el hermano de éste, y II duque, Juan de Borja. Las negociaciones estuvieron encabezadas por Francesc Desprats, tutor de Juan y procurador de Alejandro VI. Las capitulaciones matrimoniales se firmaron el 13 de diciembre de 1488, mientras que el enlace se llevó a cabo en Barcelona el 25 de agosto de 1493. Del enlace nació Juan, futuro III duque de Gandía e Isabel, también llamada sor Francisca cuando se hizo clarisa. Algunos autores señalan la posibilidad de un tercer hijo llamado César, casado con Jerónima Tolzà.

Alcanzada la mayoría de edad de su primogénito, María dejó la regencia del ducado en 1511 e ingresó en el convento de Santa Clara de Gandía con el nombre de sor Gabriela, donde le esperaba su hija desde el año anterior. Allí llegó a ser abadesa en 1514, aunque renunció en 1519 para refugiarse en Baza durante las Germanías. A su vuelta volvió a ostentar el cargo hasta su muerte entre 1537 y 1539, según la fuente.