El convento de Santa Clara de Lerma, también conocido como de la Ascensión, fue fundado en el año 1604 por deseo de Mariana de Padilla, esposa de Cristobal de Sandoval y Rojas (hijo del I Duque de Lerma).

La propia fundadora se haría cargo desde la construcción del edificio hasta la adquisición del mobiliario y, por supuesto, de la dotación de rentas suficientes para la subsistencia de la futura comunidad de monjas.

El convento resistió sin problemas hasta la llegada del siglo XIX. Ya en 1808, durante la Guerra de Independencia, las tropas francesas lo ocuparon y saquearon. Las religiosas tuvieron que abandonar el convento aunque lograrían regresar cinco años después, en 1813.

Pocos años después perderían gran parte de su patrimonio con la aplicación de los decretos de exclaustración de Mendizabal aunque pudieron permanecer en la casa.

Durante la revolución de 1868 y su consiguientes leyes de exclaustración las clarisas de Lerma se vieron obligadas, nuevamente, a abandonar el convento para instalarse en el de San Blas del mismo municipio.

En este caso también pudieron regresar poco después.

A partir de entonces el convento ha sabido mantenerse y perdurar hasta la actualidad. De hecho, en el año 2009 y gracias a su nueva abadesa, Sor Verónica, han logrado un número de nuevas vocaciones que llega hasta las ciento cuarenta religiosas con más de veinte en lista de espera para poder ingresar en el convento y, además, han inicado los trámites para crear una nueva comunidad denominada Iesu Communio con la que pretender ser el origen de una nueva orden religiosa femenina.