Convento de hermanas capuchinas cuya fundación comenzó a gestarse en julio de 1687, cuando visitó la villa de Castellón D. Enrique Rabasa de Perellós (prior de la congregación de San Felipe Neri de Valencia) con el objetivo de obtener de su Consejo el permiso correspondiente.

En 1689, por Real Privilegio de 25 de noviembre, Carlos II concedió autorización para dicha fundación, ratificándola D. Sever Tomàs i Auter (obispo de Tortosa) el 4 de marzo de 1690. Finalmente, el 12 de junio de 1691, el Consejo de Castellón autorizó la constitución del convento.

Como lugar de erección se contemplaron diversos emplazamientos, aunque finalmente se optó por los terrenos ocupados por una factoría de jabón propiedad de D. Vicent Gonzalbo, situada en la calle Ylleta (hoy Núñez de Arce). De inmediato comenzaron las obras, y estas avanzaron con suficiente celeridad como para que el 17 de mayo de 1693 acogieran a las cuatro hermanas fundadoras, las cuales procedían del Convento de Capuchinas de Santa Clara de Alzira (también conocido como "de Nuestra Señora de los Ángeles); no obstante, la construcción no había sido finalizada.

El 16 de octubre de 1697 el cenobio fue incorporado al Patronato Real, tomando posesión de él (el 9 de junio de 1699 y en nombre del monarca) D. Andrés de Montserrat y Ciuara, Gobernador y Lugarteniente del Capitán General de Valencia. Con esta integración, el monasterio adquirió el título de Real.

Por su parte, las labores de construcción continuaron lentamente: en primer lugar fue levantando el claustro (encargado a Pere Vilallave Candau en 1700) para, a continuación, ampliar el recinto gracias a la compra y donación de viviendas anexas. Aunque se considera que la obra fue consumada con la erección de una nueva iglesia (inaugurada el 20 de septiembre de 1722), las labores continuaron con diversas modificaciones hasta finales del s. XVIII.

No será hasta 1847 que se tiene noticia de esta comunidad, cuando Madoz señala en su Diccionario que "contaba con 18 religiosas". Sin embargo, en la primavera de 1937 se registra el derribo del convento, desapareciendo con él numerosas obras de arte y el archivo. Posiblemente fuera desamortizado y las hermanas trasladadas a otras comunidades, pues no se tiene constancia de que la institución fuera disuelta. De este modo, y en base a los testimonios arquitectónicos conservados, a mediados del s. XX debieron regresar a un nuevo cenobio erigido en el lugar donde se encontraba el antiguo.

Finalmente, como consecuencia de la falta de vocaciones y la avanzada de las religiosas, las últimas tres hermanas fueron trasladadas al Convento de las Madres Capuchinas de Barbastro en mayo de 2012, ocupando poco después el cenobio una comunidad de Dominicas Esclavas del Santísimo Sacramento procedentes del Convento de la Sagrada Familia de Burriana (Castellón).

Hasta el traslado de las últimas hermanas capuchinas, el convento albergó diez lienzos de Zurbarán donados por los condes de Campo Alange en una fecha indeterminada anterior a 1785. En la actualidad, se conservan en el Museo de Bellas Artes de Castellón junto a otras obras.