Historia Institucional / Reseña Biográfica:
El lugar de Argüeso dado su emplazamiento absolutamente estratégico, fue un asentamiento altomedieval, con su iglesia dedicada a San Vicente, y posiblemente antes de la edificación en piedra existiera en ese cerro otra construcción en madera desde la que se controlaba el territorio campurriano como punto de observación y defensa de las cañadas ganaderas.
A comienzos del siglo XV el castillo pertenece a una de las más significativas titulares del Señorío de la Vega: Dª Leonor, y constituye la casa fuerte o fortaleza desde la que se recaudan los derechos del "señorío de Campo de Suso", desde donde se defiende el patrimonio de este señorío y se controlan las comunicaciones de Cantabria con la Meseta. Su heredero, Iñigo López de Mendoza, nombrado marqués de Santillana por Juan II en 1455, convierte el castillo en uno de los centros de su Marquesado, y su sucesor será ya conocido a fines del siglo XV, además, de Marqués de Santillana, como Marqués de Argüeso o marquesado de Campoo de Suso. Este marquesado tendrá una larga existencia, pues así continuará hasta principios del siglo XIX.
El Marquesado de Argüeso, constituyó parte de un señorío de solariego de los señores de la Vega. Los orígenes de este señorío se remontan al siglo XIII, época en la que existía en Cantabria una familia, oriunda de la Vega (Torrelavega). que había conseguido consolidar un importante patrimonio en bienes y en vasallos en las Asturias de Santillana. Uno de sus miembros. ya en el siglo XIV, por su valiente comportamiento en las guerras de la reconquista. en concreto por su participación militar en la batalla de Salado, recibió del rey importantes donaciones y, sobre todo, el señorío jurisdiccional, es decir la capacidad a él y a los sucesores del señorío, de juzgar, mediante sus correspondientes oficiales, a todos los vasallos dependientes. A mediados del siglo XIV la mitad del lugar de Argüeso pertenecía a este señorío. Este linaje, una de cuyas representantes más conocida fue Dª Leonor de la Vega. que llegó a tener más de 1.300 vasallos repartidos por Liébana, Monzón, Asturias de Santillana y Campoo de Suso, continuó extendiendo el señorío -incrementando el número de vasallos o de propiedades- sobre todo por sus matrimonios, primero con Juan Téllez-Girón y después con Diego Hurtado de Mendoza, titulares ambos a su vez de otros importantes señoríos.
Y este inmenso patrimonio, -vasallos, derechos y bienes- lo heredará Iñigo López de Mendoza, quien ya he comentado que recibió el título de I Marqués de Santillana y, en consecuencia, su señorío el título de marquesado. Sus sucesores añadirán a estos títulos el de marqueses de Argüeso.
La administración del marquesado requería diversos oficiales propios y un conjunto de casas fuertes, torres o fortalezas, desde donde ejercer las distintas competencias de su poder. En primer lugar la recaudación fiscal. Por varios conceptos, los campesinos vasallos del marquesado de Argüeso tenían que pagar distintos impuestos, unos en reconocimiento de su vasallaje. como la infurción o la martiniega, pagada anualmente por San Juan o por San Martín; otros, como el nuncio, para poder trasmitir los derechos a sus sucesores y heredar, e incluso, en ocasiones, otros de carácter extraordinario. como el pedido, o las multas, penas pecuniarias por infringir la justicia civil o criminal. Estos impuestos se abonaban indistintamente en metálico o en especie: cereales o carneros.
En segundo lugar la convocatoria a armas. El marquesado necesitaba su propia milicia en una época especialmente conflictiva por la competencia señorial y las luchas dinásticas; tenía que tener sus propios guerreros y guarniciones acantonadas en las fortalezas. Y, finalmente, también en estos centros y especialmente en Argüeso, se procedía a la administración de la justicia señorial. Uno de estos centros de administración económica, judicial y defensa del señorío fue precisamente Argüeso, el castillo de Argüeso con su barbacana defensiva y su mesnada desde donde el responsable del castillo, el alcaide, nombrado por el titular del señorío, ejercía las funciones anteriormente descritas.
El alcaide, si el señorío poseía la capacidad de ejercer justicia, de juzgar y castigar, también podía ser el encargado de la misma, y el marquesado contó desde el siglo XV con esa competencia. En esa época, el castillo o torre de la Vega (Torrelavega) y la fortaleza de Argüeso eran los centros más importantes de administración y ejecución de la justicia del Marquesado. En 1533 el alcaide de la fortaleza de Argüeso era el justicia mayor y esta circunstancia presupone que allí se encontraba una de las prisiones del señorío.