Manda que, de cualquier caudal de la flota de Nueva España, socorra a don José de Mutilba, juez de la Audiencia de Sevilla, que ha de pasar a la ciudad de Buenos Aires para realizar averiguaciones y pesquisas de ciertos negocios muy importantes del real servicio, con 1.000 pesos escudos a cuenta de sus salarios y para ayuda de costa.