Expide duplicado de la real cédula de 11 de septiembre de 1708 –que mandaba guardar lo ordenado por otra de 25 de noviembre de 1695-, por haberse perdido en el contratiempo que padecieron los navíos de registro que iban a ese puerto, en la cual se permitía gozar a la ciudad de Buenos Aires y a sus vecinos de los montes, pastos y aguadas sin impedimento alguno.