Manda que den cuenta de haber ejecutado las órdenes dadas para que fabricasen 18 esmeriles y los remitiesen a Buenos Aires y para que, de las armas que se habrían de remitir al Paraguay, se separasen 473 bocas de fuego y se enviasen, con distinción, en los navíos de Buenos Aires al gobernador de aquel puerto para que los entregase a los religiosos de la Compañía de Jesús.