Rebeliones de indios en la provincia de Nueva Vizcaya

Identificación

Titulo Nombre Atribuido:

Rebeliones de indios en la provincia de Nueva Vizcaya

Signatura:

GUADALAJARA,233,L.11,F.31R-35V

Fecha Creación:

1722-05-03 , Aranjuez

Nivel de Descripción:

Unidad Documental Simple

Código de Referencia:

ES.41091.AGI/24//GUADALAJARA,233,L.11,F.31R-35V

Contexto

Nombre del/los productor/es:

Consejo de Indias (España)

Contenido y Estructura

Alcance y Contenido:

Real Cédula a [Juan de Acuña y Bejarano], marqués de Casafuerte, electo virrey de Nueva España, en relación a lo informado por Martín de Alday, gobernador interino de Nueva Vizcaya, en carta de 20 de abril de 1721 sobre que, habiéndose fundado muchas poblaciones y descubierto ricos minerales de plata y oro en dicha provincia por medio del establecimiento de los presidios del Pasaje, Cuencamé, San Pedro del Gallo y San Miguel de Cerro Gordo, por ser los lugares donde están situados éstos el paso habitual de los indios enemigos, apóstatas, gentiles y rebeldes a la Corona, que hacen repetidos y continuados insultos, y que, aunque se habían extinguido en su mayor parte, pues de 84 naciones que eran cuando se fundaron los presidios que hay en dicha provincia, sólo han quedado 3, que son los cocoyomes, acodames y chisos, que ya hubieran estado recucidos si no se hubiesen suspendido las campañas que se hacían todos los años a sus tierras, éstas no se ejecutan desde hace más de 14 años por no haber medios para ello, por haberse limitado la asignación anual para este fin a 6.000 pesos que no son suficientes para los crecidos gastos que se necesitan para socorrer con lo preciso a algunos pueblos de indios nuevamente convertidos, así como para pagar a los auxiliares que ejecutan salidas. Y es por esta causa de no haber experimentado los indios castigo en tanto tiempo, que están cada día más osados y se suceden continuas muertes por los ataques que hacen en las haciendas, y aunque se han puesto cuantos medios han sido posibles, usando con ellos unas veces el rigor de las armas y la mayor parte de las veces el cariño y buen trato, habiendo procurado su reducción para que vivan bajo el santo evangelio, no se ha podido conseguir, ni cree que se pueda lograr según la experiencia que ha habido en ello pues en varias ocasiones que han ofrecido la paz, ha sido con tal cautela que estando ya poblados, se han vuelto a retirar a las sierras, sin más motivo que el de continuar en su vida desordenada, como sucedió después que tomó posesión de aquel gobierno. Asimismo, que habiendo bajado los indios principales de estas tres naciones a dar la obediecia debida, se les asistió con bastimentos y vestuario y se le señalaron tierras y aguas para su población, habiéndose conseguido mantenerlos así durante 9 meses, en que volvieron a sublevarse, y de todo ello había informado al anterior virrey el marqués de Valero, para que diese las providencias que convenientes, considerando que eran necesarios otros 14.000 pesos anuales para hacer la guerra a los indios, además de los 6.000 que están asignados para estos gastos, y opinaba que en 3 ó 4 años quedarían reducidos o extinguidos; sin embargo, esta providencia no se había dado por haberlo contradicho el fiscal en la Junta de Hacienda y solicitaba al rey que lo mandase pues además de los importantes beneficios que recibirían los habitantes de la provincia de la extinción de estas tres naciones,también sería un considerable ahorrro para la Real Hacienda, por los crecidos gastos de los presidios mencionados, porque ya no serían necesarios y quedaría el paso franco al comercio. Visto en el Consejo de Indias, junto con lo informado por el obispo de Durango y cabildo eclesiástico en carta de 15 de junio de 1720 sobre el miserable estado de la provincia de Nueva Vizcaya debido a las hostilidades de los indios y la reducción que se había conseguido, se le ordena que atienda con particular cuidado a la extinción de los referidos indios de estas naciones, solicitándolo por los medios más suaves, evitando llegar a las armas excepto en caso que sea preciso valerse de ellas, para que en el futuro no se experimenten las sublevaciones que ha habido hasta ahora, procurando dar providencias para que las familias que se reduzcan se repartan en otras provincias distantes, agregándolas a los pueblos y dándoles tierras competentes para su manutención a fin de que por este medio se evite la ocasión que motiva que se retiren a sus antiguas moradas.
Notas al margen: "Fecho con duplicado"; "corregido".

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