Fundación hospitalaria de origen privado y con fines benéficos. Se puso en marcha gracias al legado testamentario de Adela Balboa Gómez que encomendó a uno de sus médicos y albacea testamentario, Eduardo del Castillo Piñeiro, la ejecución del mismo. Tras adquirir unos terrenos al norte de la capital, el 16 de julio de 1892 se iniciaron las labores de construcción que finalizaron de manera definitiva en 1911. El proyecto fue asumido por el arquitecto José Marañón que diseñó un edificio en estilo neo- mudéjar; la capilla fue obra del arquitecto Daniel Zavala Álvarez, discípulo del anterior y que asumió el proyecto principal a la muerte de aquel. El edificio se distribuyó en cuatro pabellones.

En estos primeros años la institución sufrió diversos cambios en el patronato; así, en 1911 fue encomendado a la Junta del Patronato para la dirección y gobierno del Dispensario Antituberculoso María Cristina, cuya presidenta de honor era la propia reina María Cristina y que fue una pieza esencial en los primeros años de andadura del hospital. En estos momentos fundacionales la dirección médica estuvo bajo el mando del doctor Jacobo López Elizegaray. El hospital cerró entre 1915 y 1918, momento en que la reina Victoria Eugenia y la Cruz Roja impulsaron nuevamente su actividad. El centro fue cedido a la Asamblea de Damas de la Cruz Roja que, con el liderazgo de la duquesa de la Victoria, lo puso nuevamente en marcha. Además de convertirse en un referente en varios campos, como el de la cirugía, se convirtió en el principal hospital de retaguardia durante la Guerra del Rif.