Monasterio fundado a partir de la donación de Blasco Galindo y su mujer Catalina de Guzmán. En 1006 edifican junto a un castillo de su propiedad el monasterio bajo la advocación de Santa María de Párraces y lo donan a la diócesis de Segovia. En su iglesia sería enterrado el matrimonio.

La orden de San Agustín arrienda el monasterio y algunas casas aledañas para la labranza de las tierras. En 1186 el Maestro Navarro pide el monasterio a su orden y desde ese momento comienza a ser habitado por los monjes agustinos.

A partir de entonces la abadía adquirío prestigio y donaciones tanto en especias como en tierras de poblaciones cercanas. Llegó a estar habitado por mas de 50 monjes y a ser considerado uno de los señorios de abadengo mas importantes de Castilla.

En 1454 aparecen quejas sobre la vida holgada y regalada de la orden agustina en Párraces. En este año se hace una división de las cuantiosas rentas en tres partes, una para el abad, otra para los canónigos y otra para la fábrica.

Visto este comportamiento el Obispo de Osma y administrador perpetuo de la Abadía de Párraces, Alonso de Fonseca, decide entregársela a la orden jerónima. Se harán cargo del conjunto en el año 1510.

En 1565 el rey Felipe II le pide al Papa Pío V la anexión de la Abadía de Párraces y todos sus bienes al nuevo Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Se concede la bula el 17 de septiembre.

De este modo El Escorial hereda la rica abadía que se destina a colegio religioso jerónimo y a seminario con estudios de gramática.

A principios de 1567 toman posesion de Párraces y Felipe II pide a los Capítulos Generales que nombren a 24 monjes para residir en la abadía y el propio rey nombra a dos catedráticos de de teología, uno para artes y otro para gramática que sería pagado con las rentas de El Escorial.

Párraces cumple esta función hasta el año 1575 cuando el colegio es trasladado a El Escorial.

Desde ese momento permanecerían en el monasterio doce monjes jerónimos bajo mandato del prior de El Escorial cumpliendo las funciones únicas de monasterio.

Ya en 1604 hubo un gran incendio que devastó el monasterio y su archivo.

Finalmente, en 1835, con la aplicación de los decretos de exclaustración de Mendizabal, el monasterio pasaría a convertirse en finca y residencia privada.

La última venta se hizo en 1925 del propetario García Molinas al industrial Nicolas Rodríguez.