José Portolá, que siendo capitán del Regimiento de Infantería de Guadalajara fue prisionero en Dinamarca y fue, luego, trasladado a Francia con su mujer, que regresó a España en la época de la dominación francesa, donde admitió el cargo de archivero de Ingenieros y que, más tarde, emigró a Francia, expone que se sometió al partido del Gobierno intruso por su mucha miseria de resultas de haber sido robado en el camino de Irún a Madrid, y solicita que se les conceda permiso a él y a su esposa para regresar a España por su avanzada edad de 50 años, su quebrantada salud y grandes achaques y su conducta observada en Francia de la que acompaña certificación de ser buena.
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