Político español. Histórico dirigente del Partido Comunista de España (PCE). Hijo de Wenceslao Carrillo, dirigente del PSOE y la UGT que en los años veinte, teniendo Santiago nueve años, se trasladó desde Asturias a Madrid para incorporarse a la redacción de El Socialista. Estudió las primeras letras en el Grupo Escolar Cervantes en la barriada de Cuatro Caminos, pero pronto tuvo que dejar la escuela para trabajar como aprendiz de imprenta. A los trece años ingresó en la UGT y en las Juventudes Socialistas de Madrid.

Comenzó a colaborar en El Socialista en 1930, donde se encargaría de la crónica parlamentaria tras la proclamación de la II República. En el IV Congreso Nacional de las Juventudes Socialistas celebrado en febrero de 1932, fue elegido secretario de actas de la Comisión Ejecutiva, haciéndose cargo en 1933 de la dirección de su órgano de prensa, el semanario Renovación. A principios de ese mismo año ingresó en la Agrupación Socialista de Madrid. El V Congreso de las Juventudes Socialistas reunido en abril de 1934 lo eligió Secretario de la Comisión Ejecutiva.

Participó en la Revolución de Octubre de 1934, siendo detenido e ingresado preso en la Cárcel Modelo de Madrid donde, junto a Carlos Hernández Zancajo y Amaro Rosal Díaz, redactó Octubre: segunda etapa (1935), donde defendía la «bolchevización» del PSOE. El triunfo del Frente Popular en febrero de 1936 propició una amnistía gracias a la cual Carrillo sale de prisión. Fue uno de los principales artífices de la creación de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), a partir de la unificación de las Juventudes Socialistas y Comunistas, en abril de 1936, siendo designado Secretario General. En el transcurso de las negociaciones encabezó una delegación juvenil que visitó la URSS, viaje del cual regresó impregnado por la ideología comunista, aunque su ingreso en el PCE no se formalizaría hasta noviembre de 1936. Por aquel entonces se hizo cargo de la Consejería de Orden Público de la Junta de Defensa de Madrid en caliadd de miembro de las JSU. Permaneció en dicho cargo hasta el 24 de diciembre de 1936 y bajo su mandato tuvieron lugar los fusilamientos de los presos de las cárceles de Madrid en Paracuellos del Jarama durante su traslado a Valencia para evitar que fueran liberados, ante lo que parecía la inminente toma de Madrid por las tropas sublevadas.

En 1937 formó parte del Comité Central del PCE y fue miembro suplente de su Buró Político. Siguió al frente de la secretaría general de las JSU hasta junio de 1947. Con la caída de Barcelona se exilió en Francia, viajando posteriormente a Bélgica, Unión Soviética, Cuba, México, Argelia y de nuevo a Francia desde donde se encargó de la reorganización del PCE en el interior. En mayo de 1939 dirigió una dura carta a su padre rompiendo relaciones con él acusándole de traición a la clase obrera por su participación en el Consejo Nacional de Defensa al finalizar la Guerra Civil. En 1942 fue designado miembro titular de Buró Político del PCE y en 1946-1947 fue ministro sin cartera del Gobierno de la República en el exilio presidido por Giral. Se hizo cargo de la secretaría general del PCE en el VI Congreso del mismo celebrado en 1960 sustituyendo a Dolores Ibárruri, que pasó a la presidencia del Partido.

A partir de 1962 comenzaron las discrepancias entre Carrillo y otros dirigentes del PCE, especialmente Fernando Claudín, Jorge Semprún y Javier Pradera. Los tres fueron expulsados del partido en marzo de 1964, acusándoles de «pequeño burgueses» y «socialdemócratas» por sus discrepancias con la dirección del partido respecto a la falta de debate interno y el seguidismo respecto de la URSS. A partir de la invasión soviética de Checoslovaquia en 1968, que Carrillo y el PCE condenaron expresamente, se fue separando de la línea marcada por el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), llegando a ser años más tarde uno de los principales impulsores del eurocomunismo. La condena a la invasión de Checoslovaquia contribuyó a acreditar la política de «Pacto para la Libertad» de los comunistas. Con el objetivo de asegurar el protagonismo del PCE en el posfranquismo, Carrillo organizó una denominada «Junta democrática», embrión de un futuro gobierno provisional encargado de liquidar el régimen franquista. Más tarde se unificaría con la «Plata­forma» promovida por el PSOE y otros grupos minoritarios, en la a veces conocida como «Platajunta».

En febrero de 1976 se instaló en Madrid y sólo hizo algún viaje para asistir a reuniones internacionales o algún encuentro importante para no levantar la sospecha de que estaba en España hasta que finalmente fue detenido en diciembre de ese año. Fue puesto en libertad. Meses después, la actitud responsable mostrada por la militancia del PCE tras el asesinato de un grupo de abogados laboralistas en Madrid, así como el contacto directo entre Adolfo Suárez y Carrillo, facilitaron la legalización del PCE, que tuvo lugar el 9 de abril de 1977. El 14 y 15 de abril se celebró la primera reunión legal del Comité Central del PCE en Madrid desde la Guerra Civil. En ella se hicieron públicos los compromisos asumidos por Carrillo para la legalización de los comunistas; incluyendo la aceptación de la bandera bicolor, la Monarquía o la unidad de España, sin perjuicio del reconocimiento de las nacionalidades. Fue elegido diputado por Madrid en las elecciones generales de 1977, 1979 y 1982. Durante la Constituyente y I legislaturas formaría parte del Grupo Parlamentario Comunista, pasando al Grupo Mixto a partir de 1979. Tras el fracaso electoral habido en 1982, dimitió como secretario general del PCE en noviembre del mismo año, aunque continuó como portavoz parlamentario hasta abril de 1985, fecha en la que al ser excluido del Comité Ejecutivo del PCE abandonó el partido, constituyendo el Partido de los Trabajadores de España. El nuevo partido fracasaría en las elecciones generales de 1986 terminando por integrarse en el PSOE en 1991. Carrillo no participó de la integración, retirándose de la política. Desde entonces se dedicó a colaborar en radio y prensa. Falleció en Madrid el 18 de septiembre de 2012.