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Real Cédula al presidente y oidores de la Audiencia de Guadalajara, comunicándoles que habiéndose recibido noticias sobre los favorables efectos que han resultado y se van experimentando con motivo de la entrada de los religiosos de la Compañía de Jesús en las Californias y puesto que conviene al servicio de Dios alentarlo y favorecerlos para que continúen con el celo que hasta ahora han tenido, el rey ha resuelto a consultas del Consejo de Indias de 16 de junio y 3 de agosto de 1703, que se asigne a los misioneros de la Compañía de Jesús que actualmente se ocupan de esas misiones y a los que lo hagan en el futuro, la limosna anual que se acostumbra a dar a los misioneros de esta Orden empleados en las misiones de Sinaloa, Sonora y Nueva Vizcaya; el vino y el aceite correspondiente a las iglesias que funden, y cáliz, campana, ornamentos y seminario de niños, como se hace en las nuevas misiones según está establecido; además, que se haga una fortificación en el paraje que parezca más apropósito para que sirva de abrigo de las naos de Filipinas y defensa del presidio que está mandado construir y dotar con treinta soldados y un cabo para la defensa de los misioneros y españoles que pasen a esa provincia; que se compre una embarcación y se tripule con ocho marineros y un arráez, que es lo que se considera suficiente para conducir a esa provincia a las personas y géneros que necesiten las misiones para su manutención y que para estos gastos se den 13.000 anuales pesos de las Caja Real de Guadalajara, incluidos los 6.000 que se consignaron en la Caja de México por despacho de 17 de julio de 1701, debiéndose ajustar los gastos a lo más preciso de forma que la se alivie la Real Hacienda en la parte que sea posible; solicita, asimismo, que se informe del estado de las misiones en las Californias fundadas por la Compañía de Jesús a expensas de la Congregación de Nuestra Señora de los Dolores del Colegio de San Pedro y San Pablo de la Compañía de Jesús de México y del bachiller Juan Caballero, comisario de Cruzada y de la Inquisición de dicha ciudad, agradeciéndoles el celo con que aplicaron sus limosnas a tan santo fin y que se ponga el mayor cuidado en que se establezca la pesquería de perlas en las Californias, por el beneficio que se sigue de ello a la Real Hacienda y a los vasallos, haciéndose de modo que el conato que se aplique a este fin no pueda provocar la codicia y con ello que se abandone y frustre el máximo fin que es la extensión del evangelio; y que para su población se solicite el paso de familias pobres que voluntariamente quieran hacerlo, ordenándole al virrey de Nueva España que cuide que todo esto se cumpla y ejecute, y que vigile para el mayor adelanto de la conquista espiritual de las Californias, debiendo dar cuenta de lo que se actúe en esta materia.
Notas al margen: "Duplicado"; "Corregido"