Institución
Instituto Nacional de Física y Química (España)Otras formas
desde 1932 hasta existente actualmente
El llamado Instituto Rockefeller se construyó entre 1926 y 1932. El proyecto se encargó a Manuel Sánchez Arcas y Luis Lacasa y es un ejemplo de arquitectura moderna y funcional, que facilita las labores de investigación. Sus formas arquitectónicas, propias de los campus universitarios estadounidenses fueron un reconocimiento a su patrocinador, pues Rockefeller prohibía que figurase su nombre en sus donaciones. La creación del Instituto Nacional de Física y Química supuso un importante esfuerzo para que España se incorporase a las corrientes científicas internacionales de la época, en lo que hoy se conoce como "Edad de Plata" de las ciencias y las letras españolas. Así, los científicos del LIF y del INFQ fueron pensionados por la JAE para formarse y ampliar estudios en los mejores centros de investigación extranjeros, y firmaron las grandes aportaciones históricas españolas a ambas disciplinas. En el caso de Blas Cabrera, al magnetismo y las medidas de susceptibilidades atómicas de tierras raras; en el de Enrique Moles a la determinación de los pesos atómicos por métodos físico-químicos; en los de Julio Palacios o Manuel Martínez-Risco a la termología y la óptica. La mayor de esas aportaciones fueron las de Miguel Catalán, descubridor de los multipletes. Tras la Guerra Civil la mayoría de los investigadores del INFQ se exiliaron o fueron represaliados en España. En 1938 se suprimió la JAE y en 1939 se creó el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), al que fueron traspasados las competencias y centros de la JAE. En 1946 se creó el Instituto de Química Física "Rocasolano" (IQFR) heredero del INFQ.