Institución
Monasterio de San Salvador de Oña (Burgos, España)Otras formas
desde 1011-02-12 hasta 1835
El 12 de febrero del año 1011, Sancho García, tercer conde de Castilla, nieto de Fernán González, fundó este monasterio en la localidad burgalesa de Oña bajo las advocaciones de San Salvador, Santa María Virgen y San Miguel Arcángel. Con el transcurso del tiempo se convirtió en el centro religioso más importante de Castilla, llegando a conformar un gran señorío monástico y jurisdiccional.
A lo largo de los años ha tenido diferentes usos. Una de las finalidades de la fundación fue como lugar de enterramiento, su hija Trigidia entró a formar parte de la comunidad y más adelante fue su abadesa.
La comunidad inicial estaba formada por monjes y monjas procedentes de San Juan de la Hoz (Cillaperlata, Burgos), San Salvador de Loberuela (cerca de Oña, que quedó como simple priorato del nuevo monasterio) y San Pedro de Tejada (Puente-Arenas, Burgos). No se dice bajo qué regla militan los monjes y las monjas aunque, pudo tratarse por la Regla Común o de San Fructuoso. La primera abadesa de Oña fue Oneca, hermana del fundador.
Inicialmente era un monasterio dúplice, pero el rey navarro Sancho III el Grande lo reformó con la ayuda del abad san Iñigo (1035-1068), venido de San Juan de la Peña, fue el encargado de reformar el cenobio y quien consiguió que alcanza una gran expansión, tanto en el ámbito espiritual como cultural y también le dio una gran estabilidad económica, introduciéndolo en la órbita benedictina y únicamente con una comunidad masculina. Esta reforma se formalizó en 1033.
Oña sólo tenía dependencia directa de Roma, lo que fue motivo de largos litigios con la sede episcopal de Burgos, finalmente, en 1218 pasó a depender del obispado. El 1367 el monasterio fue saqueado a raíz de la primera Guerra Civil Castellana y debido a ello se amuralló. En 1455 fue unido a la Congregación de San Benito de Valladolid, pese a la oposición de la comunidad que mantuvo una cierta independencia hasta el 1506.
En 1599 fue víctima de la peste, que le afectó profundamente.
Y ya durante los siglos XVII y XVIII se llevan a cabo restauraciones y ampliaciones.
Fue saqueado e incendiado durante la Guerra de la Independencia y desaparece con la desamortización de 1835, quedando sin comunidad y sus edificios se subastados. La Iglesia, Claustro y sala de capitulaciones queda como parroquia y el resto de dependencias quedan en manos de particulares, hasta que son adquiridas por los jesuitas que en 1968 lo venden a la Diputación.
Real Decreto de 25 de julio de 1835 suprimiendo los monasterios y conventos de religiosos que no tengan 12 individuos profesos, de los cuales las dos terceras partes a lo menos sean de coro. Gaceta de Madrid núm. 211, de 29 de julio de 1835, páginas 841 a 842.
Real Decreto de 11 de octubre de 1835 suprimiendo los monacales. Gaceta de Madrid núm. 292, de 14 de octubre de 1835, página 1157.
PARES: ES.28079.AHN/3.1.2.3.63//