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La Guerra de la Independenciaa través de los fondos del Archivo Histórico Nacional

El armamento

La Infantería española disponía de fusiles y carabinas de avancarga y pedernal, con cartucho de papel. El soldado, tras 14 operaciones y ayudado por la baqueta, estaba dispuesto a hacer fuego. La imprecisión de la trayectoria de la bala obligaba a practicar descargas de grupo. Su eficacia dependía de la calidad de la pólvora y del número de disparos efectuados (cuatro disparos cada tres minutos).

Las armas más frecuentes en esta guerra fueron el fusil español modelo 1801, con llave de patilla, el fusil británico Land pattern ("Brown-Bess") y el francés "Charleville An IX". Cada soldado llevaba una bayoneta de cubo, acoplada al cañón del fusil, como arma blanca tanto ofensiva como defensiva; accesorios para su limpieza; cartuchos; ropa de repuesto; manta; capote, y raciones de alimentación para el día. Los zapatos eran un lujo, muchos soldados iban vestidos como los paisanos, con abarcas y alpargatas.

El Ejército anglo-portugués, muy disciplinado, utilizó una táctica defensiva manteniendo ocultas las líneas de Infantería para sorprender, así, al atacante. Sus soldados eran profesionales: maniobraban con precisión y contaban con buenos tiradores armados con la carabina Baker. También emplearon cortinas de tiradores muy densas frente a sus formaciones. Sólo los asedios fueron desastrosos para ellos, por carecer de oficiales ingenieros y de tropa de este Cuerpo. Wellington asumió que su papel principal era la defensa de Portugal y, por ello, sacrificó los intereses españoles. Combatió cuando consideró que era el momento favorable, preparándose a conciencia con el objeto de destruir al enemigo. Dedicó cuatro años y medio a acciones defensivas o asedios de plazas, como Badajoz, Ciudad Rodrigo, Burgos o San Sebastián. Empleó a los portugueses como si se tratara de un ejército colonial, colocando al frente a cuadros de mando ingleses. Y nunca se excusó de los excesos cometidos por sus tropas en los asaltos de Ciudad Rodrigo, Badajoz y San Sebastián.


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