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La Guerra de la Independenciaa través de los fondos del Archivo Histórico Nacional

Un desequilibrio de fuerzas

A pesar de la abrumadora superioridad de las tropas napoleónicas, la movilización de efectivos fue entusiasta y masiva al principio, con rasgos similares al revolucionario fenómeno de la nación en armas. Esto explicaría las resonantes derrotas de Zaragoza y Valencia en junio de 1808 y de Bailén en julio del mismo año. En el mes de mayo, el desequilibrio de fuerzas entre los contendientes era claro, 180.000 invasores frente a unos 90.000 efectivos; aunque al finalizar el año los números se equilibran, 240.000 imperiales frente a unos 220.000 aliados, la calidad de las tropas era muy diferente. El número máximo de soldados napoleónicos a lo largo de la guerra no sobrepasó los 400.000 frente a los 190.000 españoles y unos 58.000 anglo-portugueses en 1813.

Los generales franceses estaban acostumbrados a la maniobra flexible y a las marchas rápidas, y, aunque al principio sus soldados eran bisoños, pronto fueron reforzados por soldados veteranos desde los batallones de depósito de Francia. En cambio, los mandos españoles carecían de experiencia, no tenían capacidad operativa; sin soldados veteranos, sus hombres estaban mal equipados y tenían graves dificultades de abastecimiento. No fue hasta 1811 cuando se adaptaron las técnicas del contrario y sólo a partir de 1812 el Ejército contó con un mando único.


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