Institución
Real Conservatorio Superior de Música (Madrid, España)Otras formas
desde 1830 hasta existente actualmente
El Real Conservatorio Superior de Música de Madrid fue fundado por la reina María Cristina en 1830, a semejanza de las instituciones que para la enseñanza de la música existían en otros países europeos, especialmente en Italia y Francia. Vino a paliar un grave error del siglo XVIII, como fue la exclusión de la música del ámbito de las Reales Academias creadas por los reyes Felipe V y Fernando VI.
Con el nombre de Real Conservatorio de Música y Declamación de María Cristina la fundación oficial se hizo por Real Decreto de 15 de junio de 1830. Estuvo ubicado, en un primer momento, en la Plaza de los Mostenses y las clases comenzaron el día 1 de enero de 1831. La inauguración oficial tuvo lugar el 2 de abril del mismo año, con la asistencia de la familia real. Posteriormente, el 6 de marzo de 1832, con motivo del nacimiento de la infanta María Luisa Fernanda, se representó en su pequeño teatro, en un acto solemne, el melodrama lírico jocoso titulado "Los enredos de un curioso", con libreto de Félix Enciso Castrillo y música de Ramón Carnicer, Pedro Albéniz, Baltasar Saldoni y Francesco Piermarini. Este último, cantante de ópera italiano, fue su primer director entre 1830 y 1838.
En el centro había alumnos internos y externos, gratuitos y de pago. El primer reglamento, publicado el 16 de septiembre de 1830, fue redactado por Piermarini. Orientadas sus actividades y enseñanzas en torno a la ópera, se instauró la Declamación como parte inseparable del Conservatorio, lo que será tradición hasta 1951. Durante sus primeras décadas, la institución vivió momentos difíciles. En 1838 Piermarini fue sustituido por el conde de Vigo, se suprimieron las plazas de internos y su situación económica fue tan difícil que estuvo a punto de desaparecer, en gran parte debido a la crisis económica provocada por las guerras carlistas. Los profesores procuraron, mediante sucesivos recursos, acabar con la situación creada, se modificó el reglamento, se reorganizó su funcionamiento y, por fin, el 2 de diciembre de 1852 se inauguró la nueva sede en el edificio del Teatro Real. Tenía dos salones de actos: uno grande que daba a la fachada de la Plaza de Isabel II, en el que se daban conciertos sinfónicos con la orquesta formada por la Sociedad Artístico Musical de Socorros Mutuos, que fue el embrión de la Sociedad de Conciertos; en el salón más pequeño actuó la Sociedad de Cuartetos, fundada por Guelbenzu y Jesús de Monasterio en 1863.
En cuanto a su denominación, a partir del decreto de 15 de diciembre de 1868, se conoció como Escuela Nacional de Música y Declamación, nombre que se mantuvo hasta 1900. En el mismo año de 1868 fue nombrado director el compositor Emilio Arrieta, que permaneció en el cargo hasta 1894. Le sucedieron en la dirección Jesús de Monasterio, prestigioso profesor de violín, y después el organista, académico y musicólogo Ildefonso Jimeno de Lerma. En la etapa de Monasterio se incorporó al claustro el compositor y musicólogo Felipe Pedrell.
En 1901 fue nombrado comisario regio Tomás Bretón, quien consiguió reformar el local del Conservatorio dotándole de mejoras y ampliaciones, además de aprobar un nuevo reglamento. Fue en esta época cuando Pablo Sarasate cedió a la institución, mediante legado, uno de sus Stradivarius y 100.000 francos para dotar un premio anual de violín que lleva su nombre. Después de un breve periodo, en el que se sucedieron como directores los maestros Enrique Fernández Arbós y Cecilio de Roda, volvió a la dirección Tomás Bretón en 1913.
Cuando en 1925 se declaró el edificio en ruina, se suspendieron las clases urgentemente. Comenzó así una prolongada peregrinación del centro por diferentes edificios y locales de Madrid. Así, parte de sus instalaciones como la biblioteca y algunas de sus clases fueron ubicadas en el Teatro de la Princesa, después María Guerrero. En 1932, durante la II República, el Conservatorio se instaló en el edificio de la Congregación de los Luises, en la calle de Zorrilla, propiedad de los jesuitas. Durante esta larga etapa, de 1921 a 1939, salvo los años de la guerra civil, fue director el violinista Antonio Fernández Bordas, bajo cuyo mandato fueron nombrados Oscar Esplá como profesor de Folklore en la Composición y Eduardo Martínez Torner como profesor de Prácticas de Folklore.
Desde 1940 fue director Nemesio Otaño quien, en 1943, trasladó las dependencias del Conservatorio al palacio Bauer en la calle de San Bernardo. Federico Sopeña, desde 1951, pone en marcha una serie de iniciativas encaminadas a difundir la labor del centro mediante conciertos, la creación de una discoteca y una revista. Le sucedieron en el cargo el compositor Jesús Guridi en 1956, y el pianista José Cubiles en 1962. Dos años después lo sería el también compositor Cristóbal Halffter.
Con Francisco Calés Otero, el 18 de Octubre de 1966, el Conservatorio volvió a su antigua sede del Teatro Real, ya restaurado como sala de conciertos. En esta nueva etapa se sucedieron varios directores, siendo el organista Miguel del Barco Gallego quien más años ha estado en el cargo. Durante su directiva se trasladó el Conservatorio a su sede actual, entre las calles Santa Isabel y Doctor Mata. La inauguración de las nuevas instalaciones en el monumental edificio del siglo XVIII restaurado, tuvo lugar el día 12 de diciembre de 1990. En los últimos años el mandato más prolongado ha sido el de la catedrática de piano Ana Guijarro.
La entidad ha tenido varios cambios de nombre: en 1830 se llama Real Conservatorio de Música y Declamación de María Cristina; en 1868 Escuela Nacional de Música y Declamación; en 1900 Conservatorio de Música y Declamación; en 1910 Real Conservatorio de Música y Declamación; en 1931 Conservatorio Nacional de Música y Declamación; en 1939 vuelve a llamarse Real Conservatorio de Música y Declamación; en 1952 Real Conservatorio de Música; y ya, desde 1963 Real Conservatorio Superior de Música.
Real Decreto de 15 de junio de 1830 (publicado el 16 de septiembre de 1830 en la Gaceta de Madrid).